Hace unos años fundé un partido político muy avanzado, en nuestros estatutos hablábamos de renta básica universal, comentábamos aspectos tales como la participación ciudadana a través de las redes sociales, aumentar los recursos en Ciencia para vivir más y mejor, acabar con tanta diferencia entre ricos y pobres y hacer que os ricos pagara más, no menos. Se nos ocurrió que quien tuviera grandes extensiones de tierra pagara por cada hectárea y no se le subvencionara por mantener campos baldíos. Quien no pudiera pagar tales impuestos debería ceder parte de su extensión a familias necesitadas, a cambio de un alquiler o beneficios de la labranza de la tierra, entre muchas otras cosas.
En fin, muy mono todo, sobre el papel quedaba, y queda, estupendo. El Partido se creó antes de que apareciera Podemos, por lo que siempre nos preguntábamos si no se habrían copiado de nuestros estatutos. La realidad es que el sentido común te hace pensar y te lleva a dar las mismas soluciones a tanto desaguisado, por lo que nadie nos copió sino que se hicieron eco de las necesidades e inquietudes ciudadanas, igual que nosotros.
Pregunta: ¿por qué no salió adelante el Partido?, pues la realidad es que fuimos tres fundadores, sólo se necesita esa cantidad para fardar de que tienes un partido político, y entre los tres elegimos a uno por varios motivos entre los que destacaban que era bilingüe (español/inglés), había estudiado en Estados Unidos, eso siempre es un plus, y tenía todos los contactos con el tema dinerario, más plus todavía. Al día siguiente de que fueran admitidos los estatutos en el Registro de Partidos Políticos del Ministerio del Interior, el Presidente, elegido por aclamación por los otros dos fundadores, incluido yo, ya se había confeccionado unas tarjetas de visita muy chulas donde aparecía su nuevo cargo. No contento con ello, lo cual tampoco era malo para comenzar a trabajar, se puso a dar órdenes sobre lo que había o no había que hacer, incluso se permitió el lujo de confirmar que cualquier cosa que dijéramos los otros dos debería ser aprobada por él, además de revisar mis notas de prensa y demás zarandajas. Aquello no me parecía mal, salvo el tono dictatorial de quien fue ungido con un título, Presidente, de algo que no era más que una inscripción en un estamento oficial y punto. De la democracia participativa pasamos directamente a una dictadura y sólo por el tema titulitis; que no ganada con el sudor de la frente sino por el voto de las otras dos terceras partes de la asamblea, osea dos.
Paco Roldán es Pte. de la Asociación Española de Consultores Políticos
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